Descripción

Un adecuado desarrollo psicomotor no sólo depende de las condiciones de la vida orgánica o de una simple estimulación de las funciones, sino también de la relación corporal que se establezca entre el niño y el adulto a cargo de la crianza. Dentro de esa relación corporal las acciones lúdicas constituyen una fuente inagotable de aprendizaje. El cuerpo es producto del quehacer corporal entre el adulto y el niño. Desde muy temprana edad, los juegos corporales estimulan y actualizan los miedos básicos y, en el mismo  acto, las herramientas para elaborarlos. Este libro comprende un análisis de las acciones lúdicas tempranas integrando la motricidad con los aspectos emocionales y cognitivos.